surf_at_your_own.jpg

> El hombre del traje gris: tiburones y surf – Por Fran Díez

>> "En un campo de fútbol puedes discutir con un árbitro o que te den una patada, pero el surf es el único deporte donde un tiburón te puede comer un brazo o una pierna… o incluso matarte". La explicación se la daba un surfista australiano a un descreído españolito. Lo cierto es que estos depredadores con tan mala fama están ligados al deporte del surf por una cuestión muy clara: de los ataques de escualos a humanos registrados en todo el planeta en los últimos años, en más del 60% de los casos están implicados surfistas o actividades náuticas similares. Un 35% serían ataques a bañistas y apenas un 5% a submarinistas. La razón, más o menos científica, es que estos animales confunden, desde su perspectiva –atacan desde abajo hacia arriba-, a las personas que están remando con la tabla o surfeando con focas u otros animales que forman parte de su dieta habitual. En la ampliación un completo reportaje firmado por Fran Díez, director de la revista online deportiva DxT que aconsejamos sigáis.

banner_libro_30.jpg

hemisferio_surf.jpg

>> El número de muertes por ataques de tiburón en todo el mundo se duplicó en 2011 respecto al año anterior, pero no es que estos animales se hayan vuelto más agresivos. La cifra, eso sí, está ahí. Así lo atestigua un estudio de la Universidad de Florida. El Registro Internacional de Ataques de esa entidad refleja que durante el año pasado fueron atacadas 75 personas (un 7,4% menos que en 2010) y que 12 de ellas murieron, lo que supone la cifra más alta de las dos últimas décadas. Como extraordinario depredador que es el tiburón, una de cada cinco personas atacadas por un escualo perdió la vida.

En 2012, no se superarán estas cifras, incluso con las cinco muertes producidas en el occidente australiano. La ISAF (International Shark Attack File) registra ya 89 incidentes con nueve víctimas mortales, aunque todavía no son los datos definitivos. De las 12 víctimas computadas en 2011, tres se registraron en Australia; dos tuvieron lugar en las Islas Reunión, misma cifra que en las Islas Seychelles y en Suráfrica. Una muerte por ataque se registró en Costa Rica, en Kenia y en Nueva Caledonia. Sobre este aumento de muertos por ataque de tiburón debemos tener en cuenta que cada vez los turistas, esos viajes de surf a destinos paradisíacos o vírgenes, llegan a lugares más remotos para practicar este deporte. Y en esos sitios aislados no suele haber una buena atención sanitaria ni se cuenta con planes de contingencia para este tipo de emergencias. La falta de atención médica y no el ataque del tiburón suele ser lo que cuesta la vida al surfista en casi todos los casos. Durante el año pasado se registraron 75 ataques de tiburón a humanos. Un 38% de ellos sucedieron en Estados Unidos, el país más afectado con 29 incidentes, aunque no hubo que lamentar ninguna víctima mortal, en parte porque las playas cuentan con buenos equipos sanitarios y están preparadas para este tipo de contingencias. Desgraciadamente, en este 2012 sí ha habido un muerto. Se produjo en octubre, en California, al norte de Santa Bárbara, cerca de la base del ejército de Vanderberg, en un spot muy popular entre los surfistas locales. Justo en el mismo sitio, en 2010, un joven de 19 años perdió también la vida por el ataque de un tiburón blanco. En la zona hay muchas señales de advertencia de lo peligroso que es bañarse allí, debido a que es un lugar donde habitualmente se alimentan los escualos… Así, que en parte, la irresponsabilidad humana también tiene que ver.

En 2011, Australia se ubicó en el segundo lugar, con once ataques, seguida de Suráfrica, con cinco, Reunión, con cuatro; Indonesia, México y Rusia, con tres cada uno; y Seychelles y Brasil, con dos ataques. Además de otros dos ataques en mar abierto, también se registró un ataque en Antigua, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Kenia, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea, Puerto Rico, Tahití y Turcos y Caicos.

Los surfistas principalmente fueron los que más se vieron involucrados en esos incidentes, con el 60% de los casos. Del total de los ataques registrados en Estados Unidos, 11 sucedieron en Florida y de éstos, seis tuvieron lugar en el condado de Volusia, en la costa este, una zona de recreación acuática muy popular entre surfistas. Respecto al descenso de los ataques en este país, no es que haya una menor población de escualos porque desde finales de la década de los 90 estas especies han experimentado una leve recuperación. Lo que sí hay es una mayor precaución del ser humano y sistemas de aviso y vigilancia en las playas.

En Australia el problema parece más grave. Sus costas son de las más asediadas por los tiburones blancos, una especie en peligro de extinción, pero sumamente peligrosa, aunque para el ser humano el tiburón toro y el tiburón tigre son más agresivos y letales. En 2012 se han registrado cinco ataques mortales de tiburones en el occidente de Australia, lo que motivó a las autoridades a levantar la veda de esta especie en la zona. "Siempre vamos a poner antes la vida y la seguridad de los bañistas que la de un tiburón. Este es, después de todo, un pez, vamos a ponerlo en perspectiva", declaró el gobernador de Australia Occidental, Colin Barnett para espanto de los medioambientalistas. En 100 años se habían registrado 12 víctimas mortales por ataque de tiburones en la zona y en lo que va de 2012 han sido cinco los muertos. El plan de choque anti-tiburón costará cerca de siete millones de euros, aunque no tiene pinta de servir para nada. En el resto del país, el tiburón blanco seguirá siendo especie protegida. El Ministerio de Medioambiente de Australia calculó que había menos de 10.000 ejemplares de tiburón blanco en 1990, año en el que fue incorporado en la lista de especies protegidas. El primer ataque mortal en el país oceánico data de 1791 y desde entonces se han producido 689 casos, de los que 200 han resultado mortales, según los datos de la Sociedad de Conservación de Australia.

En octubre de 2011 murió Ron Taylor, el hombre que filmó las secuencias submarinas de "Tiburón’"en las que aparecen animales reales. La película de Steven Spielberg ha sido la peor asesora de imagen para esta especie, estigmatizada desde entonces. Sin embargo, este oceanógrafo australiano trabajó durante más de cuarenta años con su esposa, Valerie, en los fondos marinos para promover la protección de los escualos. No fue un tiburón lo que le mató sino la leucemia. Fue el primero en filmar al Gran Blanco sin jaula y por la noche… y salió vivo. Pese al miedo que nos provoca la película, el tiburón no suele atacar al ser humano y la prueba es que en más del 60% de los casos los incidentes se producen con surfistas debido a que la tabla les confunde y piensan que se trata de focas. Cuando estos animales se encuentran con un submarinista rara vez le atacan. Esta ola de ataques ha sembrado el pánico en el occidente australiano, pero es más psicosis humana que otra cosa. Las probabilidades de sufrir un ataque son de una entre once millones y medio… Aunque si se entra al agua con una tabla aumentan un poquito. Es cierto que nunca antes hubo tantas víctimas, con cinco muertos, pero también que se ha popularizado de una manera exponencial la práctica de deportes acuáticos en lugares desconocidos o poco poblados. El número de tiburones peligrosos para el ser humano ha aumentado después de casi dos décadas de ser declarada especie vulnerable y sus ataques en Australia han subido más que en otras partes del mundo. Más gente haciendo surf, en sitios antes ‘vírgenes’ de humanos y menos comida en los Océanos parece que son los que mueven la balanza hacia el lado de los ataques. Es posible que si antes el tiburón daba un ‘bocado’ y dejaba a la presa en busca de algo más ‘sabroso’ (la fibra de vidrio no debe saber especialmente bien), ahora, parece que termina el plato sea lo que sea… Tal vez, por esa falta de alimentos en el mar.

El primer ataque mortal conocido de un Gran Blanco en el país oceánico data de 1791 y desde entonces se han producido 689 casos, de los que 200 han resultado mortales, según datos de la Sociedad de Conservación de Australia. En agosto Benjamin Linden, un surfista australiano de 24 años, fue la última víctima. Le atacó un Gran Blanco de cinco metros de largo en una playa aislada a unos 180 kilómetros al norte de Perth, cerca de la isla Wedge. Era la quinta víctima mortal en diez meses, unas cifras que no tenían precedentes. Australia, Estados Unidos y Sudáfrica son los tres países donde la problemática es mayor. En abril de este año el campeón sudafricano de bodyboard, David Lilienfeld, de 20 años, fue atacado en Ciudad del Cabo mientras hacía surf con su hermano. El escualo mordió al joven en la pierna derecha en un primer ataque… Lo dejó ir en un primer momento, pero luego regresó para sumergirle y devorar gran parte de su cuerpo. Trató de usar su tabla para frenarlo, pero resultó inútil. Ha habido surfistas que han sido capaces de sobrevivir a un ataque y plantar cara al tiburón, sobre todo empleando la tabla como escudo y golpeando el morro, agallas y ojo del escualo.

En España, los incidentes con escualos son algo totalmente inusual, aunque no es imposible que ocurran. Este mismo año, en enero, el avistamiento de un tiburón a unos 30 metros de la playa en El Palmar, en Vejer de la Frontera, obligó a suspender una prueba de surf. A las seis de la tarde se alertó a los competidores de la presencia del animal en el agua, al que incluso se grabó en vídeo. Enseguida se le perdió de vista, pero el Volcom Toro Fish no se reanudó. Y no ha sido la única vez que ha ocurrido algo similar, aunque es muy extraño en nuestras aguas… Se alude al calentamiento global como causa de una mayor presencia de tiburones en aguas que antes no frecuentaban tanto, pero no está científicamente demostrado ni mucho menos. En 1986, en Tarifa, un windsurfista fue mordido en la pierna, sufrió graves heridas y finalmente le tuvieron que amputar la extremidad, aunque sobrevivió. Se cree que le atacó un tiburón blanco, un jaquetón o Carcharodon carcharias. Es el único incidente relacionado con una tabla y un tiburón en España, aunque ha habido muchos avistamientos. En todo el Mediterráneo solamente se han confirmado 31 ataques de tiburones contra seres humanos en los últimos 200 años, en su mayoría sin resultado de muerte. Para España, la cifra es de cuatro ataques desde mediados del siglo XIX, así que los ataques de perros acumulan más muertes de seres humanos.

Por Fran Díez, para la revista deportiva DxT Nº9:

http://issuu.com/redactordxt/docs/dxt_9

Compartir en: