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> Nick Olas: Four Wave Limit

>> En el último número del mes de enero de la revista de deportes cántabra DXT aparece un interesante artículo firmado por nuestro amigo y colaborador Nico Moramarco el cual, en cada entrega de esta publicación gratuita mensual, transmite experiencias propias casi siempre relacionadas con el surf. En esta ocasión la reflexión aun vinculada al mundo de las olas puede ser trasladada a nuestra vida en general hagas surf o no…

>> "Se dice, se especula, se rumorea que por allí en algún lado, en alguna base de datos cósmica esta el número. Es TU número y corresponde a las veces que vas a deslizarte por la pared de una ola a lo largo de tu vida. Es tu "Wave quotient" y no conviene tomarlo a la ligera.

Así me lo explicó Dick Mason, gurú acuático de YMCA Camp Surf en los años 80. Claro, si no sufeas, no tienes un número. Tendrás otro número que corresponde con otra actividad. Cuando estaba aprendiendo el sublime acto de surfear, pasé más tiempo debajo del agua que encima de la tabla. Eso es normal. Pero si persistes y tienes suficiente tenacidad y algo de suerte llegarás a ponerte de pie. ¿Crees que con esto vale? Pues no. Porque te vas a quedar enganchado. Vas a buscar la sensación una y otra vez. Vienen los largos inviernos, cuando necesitas dos manos para girar la llave del coche. Vienen las vacas flacas y quizá tengas que surfear en invierno con un traje agujereado. Vienen los tiempos en que crees que deberías hacer otra cosa que no sea el surf. Vienen los dilemas morales y existenciales. Vienen las modas y todo el mundo habla de surf.

Mason sabía todo esto y emanaba tranquilidad y sabiduría aun sin articular ni siquiera palabra. Así que cuando se dirigía a mí para decir algo, prestaba mucha atención. Una tarde de verano de 1985, estábamos todos en el agua disfrutando de las lineas perfectas que rompían delante de nuestro campamento. Monitores, chavales, delfines, una estampa idílica. Desde el pico veo cómo entra Dick Mason al agua con su tablón y discretamente se coloca en una esquina para a continuación coger cuatro olas bonitas de largo recorrido. Y de repente sale. Coge su tabla debajo el brazo y desaparece por las dunas camino de las duchas.

Por la noche, al lado de la hoguera, le pregunté por qué no se había quedado más tiempo -estaban las olas perfectas. Con una media sonrisa y un brillo en sus ojos me contó lo del límite de cuatro olas y que ya tenía 65 años y no quería agotar su cuota, prefería restar de cuatro en cuatro…."

Nicholas Moramarco
Revista DXT. Nº11 – Enero 2008

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