>> Parafraseando el título de la novela de Oscar Wilde, hace unos días pude comprobar de casualidad que tenía el "invento" a punto de caramelo de romperse viniéndome a la cabeza el hacer un llamamiento para que revisemos con cierta frecuencia a nuestro a veces olvidado accesorio. "Joder qué invento…", esa fue la frase que marcó un antes y un después en nuestro surf patrio, cuando un grupo de cántabros vieron asombrados a unos tahitianos surfear en Francia con algo atado al su tobillo y que les unía a sus tablas… eran principios de los ´70. Hemos de concederle a este invento su merecido reconocimiento… y no sólo por la situación más o menos embarazosa que puede surgir al quedarte libre de tu tabla sino por la posibilidad de pegarle con ella a otro compañero de baño o lo peor de todo, al bañista de turno, y producirle una buena avería, además de esas "secuelas psicológicas" producto de dar al traste sus escasos y seguro que merecidos días de vacaciones que hagan poner a prueba tu póliza de responsabilidad civil.