Nick Woodman, de 39 años, es uno de los ejecutivos más singulares de Silicon Valley. La historia del fundador y consejero delegado de GoPro es más que conocida en la meca de la industria electrónica estadounidense, donde tiene fama de ser todo un personaje por su conducta excéntrica y en ocasiones impredecible. Tras fracasar en el lanzamiento de su primera empresa, Woodman se fue a recorrer el mundo acompañado por su mujer y con poco más que una tabla de surf. Su amor por las olas inspiraría la creación de su primera cámara.

Percatándose de que no había en el mercado una sola cámara adecuada para que fotógrafos aficionados y surfistas pudieran tomar fotografías cabalgando las olas, Woodman diseñó un sistema de correas para sujetar a la muñeca una cámara de 35 milímetros. No era cómodo, y terminó desechando la idea en favor de un arnés para el pecho que financió vendiendo collares de conchas en Bali y con el apoyo de un préstamo de 35.000 dólares concedido por su madre. Al préstamo inicial de su madre se sumarían otros 200.000 dólares de su padrastro, un experto en finanzas especializado en fondos de inversión. A partir de ahí, la trayectoria de GoPro y Woodman fue imparable.

La salida a bolsa de GoPro convertirá a la familia Woodman en milmillonaria. Nick y su esposa Jill serán los mayores accionistas de la compañía, donde tienen una participación de aproximadamente el 48%. Los padres de Woodman, que poseen cerca del 6% de GoPro, han decidido vender su participación en la compañía. El coloso chino Foxconn, más conocido por fabricar los dispositivos móviles de Apple, también es uno de los mayores accionistas de GoPro tras adquirir cerca del 10% de la empresa a finales de 2012.