> Viajes | Carlos Fernández – Aventura por Nicaragua
>> Mochila, unos bañadores, camisetas, material fotográfico, tablas… y nos vamos a la carretera..! Salimos de Tamarindo, en el pacifico norte de Costa Rica, con un sólido swell en camino. Nuestra primera parada será tan solo a unas dos horas después de cruzar la frontera, al destino preferido y por excelencia del país, Popoyo. Alli nos recibieron nuestros amigos de "Molamolasurf" en su albergue Olaverdehotel. Después de pasar todo este tiempo en una playa tan turística como Tamarindo, aquí por fin, podíamos sentir que relajábamos y disfrutábamos de nuestras vacaciones, a pie de playa controlando el mar desde la hamaca..!! Esta zona se encuentra afectada por el "efecto lago", a unos pocos kilómetros "in-land" se encuentra el gran lago de Nicaragua de unas inmensas dimensiones que crea unas corrientes de aires desde el Mar Caribe hacia el Océano Pacífico proporcionando a esta costa vientos offshore 360 días al año..!! [Sigue..] |



Una vez aprovechado al máximo este swell y nuestra estancia en Olaverdehotel, nos alejamos de la costa para encontrarnos con la carretera panamericana, que será nuestra ruta principal hacia el norte, no sin antes aprovechar nuestro paso por las orillas del gran lago de Nicaragua para visitar la isla volcánica de Ometepe..!!
Después de dos intensos días recorriendo y conociendo esta increíble reserva natural habitada por antiguas comunidades indígenas, enganchamos la panamericana dirección norte hasta la costa central del país, Miramar, ya zonas menos frecuentadas por turistas, un poco más difíciles de llegar, pero, mucho más autenticas.
En Miramar nos recibieron con los brazos abiertos en Puerto Sandino Surf Resort donde desde un primer momento nos sentimos como en casa gracias a la cálida acogida tanto en el resort como por los chicos locales que están aprendiendo a surfear desde que el resort les ayuda con el material y la enseñanza..!! Aquí en Miramar no nos cuadraron condiciones épicas, pero suficiente como para disfrutar al máximo del lugar. Mientras esperábamos mejores condiciones para surfear el point principal (Punta Miramar), los chicos decidieron sacar el bote y llevarnos a un secret spot donde nos cruzamos con un total de 0 personas en todo el día…

Todavía sin el siguiente destino previsto, nos ponemos a investigar por internet sobre el norte de la costa pacífica donde empecé, indagando profundo, a leer cosas maravillosas sobre un beach break muy potente llamado ‘’The boom’’ donde las primeras recomendaciones son llevar más de una tabla porque lo más probable es que quiebres alguna en tu estancia. Le pedí la opinión a Christian, el dueño del resort, que lleva varios años en Nicaragua y sin pensárselo dos veces quiso acompañarnos para surfear de nuevo esta potente ola! Así es que tablas al todoterreno y 3 horas de camino para llegar a esta rebuscada zona, exactamente a Las Dunas Surfcamp donde David, Ali, y Ailen nos estaban esperando..! Nos encontrábamos en estas cabañas rodeados de palmeras y a dos pasos de unas playas preciosas y solitarias playas…
La ola que yo estaba buscando quedaba un poco apartada de allí así que lo primero que hicimos fue alquilar una moto para ir directos a conocer esta ola! A la mitad de una larga playa se comienzan a ver olas que lanzan labios cerca de la orilla y a medida que te vas acercando , empiezas a ver sifones por los diversos picos de la playa, entonces, no te queda más que correr, poner parafina a la tabla y entrar cuanto antes al agua..!

Así, llegamos al final de nuestra ruta nicaragüense y empezamos a descender de vuelta a Costa Rica. Entre horas y horas de bus, Taxi, caminatas etc… decidimos hacer una parada en un pueblo artesano cerca de la capital que acabó poniéndole la guinda a nuestro paso por el país, cuando subimos a ver el volcán activo de Masaya durante la noche, sin duda una de las mejores experiencias de todo el viaje…
Más horas de carretera, fronteras, buses, taxis y en los próximos días llegaremos a nuestro próximo y último destino… EL CARIBE…
Texto – Carlos Fernández
Fotos – Andrea Sánchez