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> The García’s Surfboard | El tótem familiar

>> La historia que protagonizan los García-Ontañón (Dani, Raúl, Sylvia y Néstor) se repite una y otra vez en aquellas familias surferas que pueblan las playas de nuestro país. Primero, los veranos en Somo, en los años 80, observando el trajín de los escasos surferos que había por aquel entonces, que esquivaban los castillos de arena que los pequeños García construían en la orilla, en dirección a las olas. Después vino la curiosidad, esa que despierta en la mente de un niño cuando ve a un hombre embutido en un extraño traje negro y una larga tabla bajo el brazo deslizarse una y otra vez por las olas que rompen frente a él; el instinto aparece, y, como fruta madura, los niños caen en la imitación y tratan de ponerse de pie sobre paipos de juguete, colchonetas, y todo aquello que tengan a mano. Pero esto sólo provoca más curiosidad, y el verano siguiente, tras un año modélico bajo la mirada atenta de los Reyes Magos, lo que los niños piden es, por fin, una tabla como la de los surferos “de verdad”.

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dani_tabla_garcia.jpgSeguramente, cada uno de nosotros se acuerde de su primera tabla con nitidez. Algunos recordarán un trozo viejo de foam que pudieron comprarle al amigo de un amigo, que se pasaba más tiempo bajo el agua que sobre ella, mientras que otros más afortunados pudieron interceptar al guiri de paso y convencerle para desprenderse de una de aquellas tablas que tan raro era encontrar en España. Cuando los García pidieron su primera tabla, las cosas ya habían mejorado un poco, y en Cantabria se fabricaban tablas que más tarde adquirieron fama como las Gerónimo y las Santa Marina.

Aquella que llevó al agua a Dani, Raúl y Sylvia fue un estiloso single-fin shapeado por José Manuel Merodio. Ahora, de la mano de Erik Labayen en el taller de “Enjoy your Surroundings”, y gracias a coronarse con la victoria en el “Tag Team Familias” de la pasada edición del Cosmic Children Festival, han podido clonar aquel single-fin que fue testigo de los primeros giros de los hermanos García.
Historias como la de los García hay muchas, y el evento capaz de convocarlas a todas es el Cosmic Children Festival, que en su decimosegunda edición, quiere prestar más atención a estas familias surferas que se agolpan bajo las sombrillas en cuanto sale el sol, y sobre todo las olas: sus miembros han crecido, y donde antes sólo había padres ahora hay abuelos, hijos y nietos, quienes, en el formato de competición que propone el Cosmic, tienen hueco asegurado, y también premio: aquella familia que consiga alzarse con la victoria podrá imitar a los García y ver cómo la tabla con la que comenzó todo vuelve a la vida de la mano precisa de Erik Labayen.

¡Familias surferas, tenéis una cita el 17 de junio en Liencres!

Carlos Serrano

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