ENTREVISTA CON JAVIER AMEZAGA | DIRECTOR DE LA REVISTA TRES60

19 de diciembre de 2022. El día que el surf perdió definitivamente los papeles.

“Han sido más de tres décadas relatando en papel impreso lo que ha ocurrido en la escena surfera desde que la revista Tres60 llegase a los kioscos por primera vez en 1987. Y ahora el papel ha tocado a su fin”. Con este escueto comunicado el mítico magazine surfero 3sesenta, o como preferíamos algunos, Tres60, ponía punto y final a más de 35 años de trayectoria y a su cita puntual con los quioscos. Atrás quedan 209 números, miles de páginas, de artículos, reportajes, entrevistas y fotografías. Una publicación que, cuando internet no era más que un invento secreto del Pentágono, era el auténtico influencer de los surfistas españoles, pues lo que salía en sus páginas era al instante trendingtopic en la playa.

Abrir a finales de los ochenta y noventa una 3sesenta era descubrir olas exóticas, spots misteriosos o simplemente enterarte de quién era el nuevo campeón del mundo. En sus páginas vivimos las guerras encarnizadas entre Tom Carroll y Tom Curren, descubrimos a aquel chaval que apuntaba alto, un tal Kelly Slater, o vimos por primera vez a Laird Hamilton usar el hydrofoil, o nos enteramos de qué era aquello del Tow-in o el SUP. 

Javier Amézaga (Bilbao, 1959) es uno de los cofundadores de la revista y ha estado durante todos estos años trabajando muy duro para que los números pudiesen llegar puntualmente a los lectores. Como epílogo a estos más de 30 años de historia ha publicado el libro ‘La historia del surf a través de Tres60’ un laborioso y brillante resumen que gustará tanto a los surfistas veteranos, pues les ayudará a rememorar viejos tiempos, como a las nuevas generaciones, que descubrirán una época pasada que no debería ser olvidada. La Tres60 pierde su papel de cronista de la actualidad del surfing, pero entra por derecho propio y por la puerta grande en la misma historia que durante 35 años ha ayudado a registrar.

– El 19 de diciembre de 2022 en un breve comunicado en vuestra página web anunciabais “y ahora el papel ha tocado a su fin”. ¿Fue difícil tomar la decisión? 

– No. Ha sido un proceso natural. Llevábamos tiempo editando revistas sin tener ingresos suficientes más allá de pagar los costes de edición y poco más. Sabíamos que no podíamos seguir así mucho más tiempo.

– La publicación del libro del que eres autor ‘La historia del surf a través de tres60’, ¿es de alguna forma el epílogo o el colofón a la propia existencia de la revista? ¿Cuándo lo escribiste lo hiciste pensando en que sería el broche final o han sido los acontecimientos los que así lo han hecho? 

– En 2016 edité mi primer libro, ‘Surfing The Basque Country’, y fue una experiencia muy positiva para mí, era algo que quería hacer desde hacía mucho tiempo, sobre la escena y la historia del surf vasco, y además se vendió muy bien, lo que me demostró que contrariamente a lo que ocurre con las revistas, los libros pueden tener buena acogida y ser financieramente viables. Cuando vi que a la revista ya no le quedaba mucho recorrido por delante, me puse a trabajar en el proyecto de ‘La historia del surf a través de tres60’, como algo muy personal, mis experiencias en el mundo del surfing a lo largo de todos estos años vividos desde la óptica de la revista. Sí. Lo pensé como un broche final.

– Hace no muchos años, creo que hablando sobre los 30 años de la revista, apuntabas que con el papel pasaría como con los vinilos, que siempre habría un público fiel y que conviviría con otros soportes. Ahora pasados unos años, ¿crees que pecaste de optimista? 

– No. Sigo pensando que hay espacio para editar una revista. Los franceses de Surf Session lo siguen haciendo, y también otros como SurfersJournal. Pero con un concepto diferente, para un público específico, con una cadencia más espaciada en el tiempo y unos contenidos más atemporales y combinados con un potente apoyo online. Aún sigo recibiendo propuestas de algunas marcas que no saben que ya no editamos print, pidiéndonos presupuesto para acciones en la revista impresa, porque dan valor a tener su imagen impresa; aunque las tiradas ya no sean las de antes. Tiene su caché y lo seguirá teniendo. Pero nosotros ya estamos viejos para emprender nuevos proyectos. Hace falta juventud y ganas.

– ¿Cuál fue la época dorada de la revista? En los ochenta y noventa la gente para saber qué pasaba en el mundo del surf tenía que leer la revista. ¡Lo que sacabais era trendingtopic! 

– Sin duda el momento en que salimos por primera vez fue un bombazo. Verano del 87 y el año 88. Cualquier surfista daba un dedo de su mano porque apareciese su foto en la revista. Después de la crisis del 92 las revistas que estábamos en el mercado (hablo también de Surfer Rule) vivimos la expansión de la industria del surf, más compradores, más clientes, más profesionalismo, más movida, pero se fue perdiendo la magia de los primeros años en que íbamos improvisando según aprendíamos.

– Cuéntanos alguna curiosidad. ¿Cuál era la sección favorita de los lectores? 

– Yo diría que la de ‘Tres60 Historias’, que ha perdurado desde el primer número hasta el último año. En la que tú también has participado. Obviamente, ha habido reportajes sueltos de los que se ha hablado más, como los primeros reportajes a Tapia de Casariego, a Rodiles o a Lanzarote –de los que posteriormente salieron sus respectivos Tres60 Historias, años más tarde-. Como anécdota te contaré que en aquel primer viaje que hice a Lanzarote con los Gandarias y Escudero en 1983, bautizamos nosotros la ola de ‘El Quemao’ y la surfeamos por primera vez, que se sepa. También tengo un recuerdo especial de algunos reportajes internacionales como el que publicamos de la primera sesión de olas gigantes en Cortes Bank y otros por el estilo.

Cuatro primeros números de Tres60. Foto surfcantabria.com

– En la revista has hecho de todo, has fotografiado, has escrito, has dirigido, has sido encargado de contenidos, temas de publicidad. ¿En qué faceta te has sentido más cómodo? 

– Cuando empezamos, mi pasión era la fotografía acuática, fui pionero en esta disciplina, disfrutaba tanto como surfeando, y además constituía un desafío porque era un momento en que se estaban desarrollando nuevas tecnologías en este campo. Vi que me publicaban fotografías y reportajes en revistas de todo el mundo, y eso me motivaba aún más. Los primeros años publiqué mis fotos y artículos en revistas de USA, Brasil, Francia, Inglaterra, Alemania y Japón. Además de algunas para publicidades a nivel internacional. Me siento orgulloso de todo ello. Con el tiempo fui dejando la fotografía poco a poco y metiéndome más a fondo con los textos. Actualmente disfruto más escribiendo y editando. Tal vez, el trabajo menos agradable es el de la publicidad, y he tenido que dedicarle mucho tiempo y esfuerzo. Pero es de lo que comemos.

– No resulta algo paradójico independientemente del uso de internet, y de formatos más digitales, que las revistas de surf hayan cerrado cuando precisamente el surf goza de más salud. Es un deporte de moda que cada vez practica más y más gente…

– Pero el fenómeno de cierre de revistas no tiene que ver con el surf, es un fenómeno común a la prensa escrita de todo tipo, periódicos y revistas. Se debe a los cambios en los medios de comunicación, y el surfing es muy sensible en este sentido dada la importancia de la imagen visual y la facilidad y calidad con que se reproduce en los medios online.

– Resulta muy difícil no hablar de la historia de la revista y no sacar el nombre de Kelly Slater, el cual sigue compitiendo. ¿Ha sido el nombre que ha marcado a una generación y a la revista? Antes, cuando no había internet, la única forma de enterarnos quién ganaba el campeonato del mundo era comprando la Tres60.

– Bueno, en alguna forma es así. Slater ha marcado varias décadas y eso ha tenido su repercusión en la revista al igual que en todos los medios de la época. Pero cuando empezamos aún no se conocía a Slater. Carroll y Curren marcaban la pauta. Eran los verdaderos héroes cuando se acercaban al sur de Francia y a Mundaka. Y los resultados de los campeonatos aparecían publicados un mes después de celebrarse, en el mejor de los casos. Eso hoy sería impensable.

– Se puede decir que fuisteis los primeros en llegar y habéis sido los últimos en iros. Desapareció Surfing magazine, luego Surfer magazine y todavía seguíais al pie del cañón…

– Tenemos el honor de ser la primera revista de surf del mundo en español. Desde 1987. Y si nos hemos mantenido durante todo este tiempo es gracias a haber sabido mantener una estructura reducida.

– ¿Hay algún número, portada o noticia con los que te quedes especialmente? 

– Yo personalmente no sabría elegir una portada o artículo concreto. Hay muchos con los que me quedaría, en particular los que he publicado en el libro.

– Como cronista de excepción del surf durante más de 30 años, ¿qué crees que ha perdido el surf actual y qué crees que ha ganado?

– Al hacerse tan popular ha perdido algo de su magia. A comienzos de los años ochenta, la celebración de un campeonato de surf en cualquier punto de la costa cantábrica (Gros, Sopelana, Tapia, Pantín…) era la excusa perfecta para reunir a todas las tribus del Cantábrico. Todos nos conocíamos y había una relación maravillosa, una gran amistad. En muchos casos nos dura hasta hoy. Y los spots no estaban masificados, a veces quedábamos para no entrar solos al agua. Lo mejor del surf actual es el acceso al material y la calidad del mismo.

– Habéis sido cantera de muchos fotógrafos, redactores y de gente que luego ha tenido proyección internacional… 

– Al principio teníamos que producir casi todo el material por nuestros propios medios porque no había colaboradores de calidad en España. Pero hicimos muy buena amistad con algunos ilustres fotógrafos internacionales con los que hemos mantenido relación hasta ahora, como es el caso del australiano Peter Wilson ‘Joli’ (aún en activo) o el californiano Jon Foster, ambos grandes amigos míos. El sector se fue profesionalizando progresivamente, cada vez había más revistas en el mercado internacional solicitando fotos y reportajes de nuestras olas; también las marcas tenían necesidad de producir imagen de acción de sus riders y así salieron buenos fotógrafos y redactores locales, que se buscaban la vida de este modo. Algunos aún funcionan hoy en día, como Pacotwo o Edu Bartolomé, y otros se han introducido en el sector recientemente a través del mundo del video, que es el que mejor funciona actualmente.

– ¿Se puede decir que Internet ha sido un tsunami que ha barrido las revistas impresas?

– Sí. Sin duda.

– Como generador y administrador de contenidos, ¿qué valoración haces del fenómeno actual de los influencers? Resulta muy sintomático que vídeos, reportajes, artículos que llevan detrás horas de trabajo cosechen apenas cientos de visualizaciones y otros casi improvisados en los que alguien se pone delante de un móvil a dar una opinión tengan millones… 

– Es un mundo que yo no entiendo muy bien y tampoco me interesa. Pero sí diferenciaría entre dos tipos de influencers: los auténticos y los intrusos. Actualmente,  las marcas presionan a sus riders a que sean activos en redes sociales y consigan muchos seguidores. Publican fotos, reportajes y videos cañeros, saben de lo que hablan y buscan el apoyo de cámaras profesionales para que les filmen sus sesiones. Son los auténticos y respeto lo que hacen porque ofrecen calidad. Lo que no entiendo es el interés que puede despertar un tío o una tía que se graba un video calzándose unas zapatillas o pisando la arena de la playa diciendo que es una experiencia súper y tenga miles de seguidores… He tenido la ocasión de conocer un par de ellos, que además tienden a tener un ego bastante elevado, y me han parecido de una superficialidad asombrosa. Y generalmente pierden el interés con la misma rapidez que lo consiguen. Creo que son nocivos para el surfing. Hay que acabar con ellos.

– ¿Seguiréis manteniéndoos activos en las redes sociales, en vuestra página, y organizando el torneo de olas grandes de Punta Galea?

– Seguimos activos. Y continuaremos. Al menos por un tiempo, no hay que olvidar que estamos al borde de la jubilación.

– ¿Es un adiós definitivo?

– En cuanto a la revista impresa sí.

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